Las mejores críticas al Psicoanálisis

A lo largo de los años, el Psicoanálisis clásico ha sido fuertemente criticado, las críticas llegan hasta nuestros días, sin embargo al mismo tiempo que Freud creaba y desarrollaba el método hubo una de las pocas voces discordantes de la época, que se atrevió a criticar y a poner en entredicho los pilares técnicos del Psicoanálisis. Esta persona fue Sandor Ferenczi, a continuación daré unas pinceladas de cómo repiensa la manera de hacer dentro del Psicoanálisis, sus ideas son esenciales, porque al final, el tiempo le ha dado la razón.

A Ferenczi le preocupa la irremediable relación unidireccional que práctica y teoría están adquiriendo en psicoanálisis. Es decir, ya no creamos desde la práctica hacia la teoría, sino que la teoría guía ahora nuestra práctica, impidiendo poder aprender de ella y hacer correcciones sobre las ideas de ese momento.

“Mientras que antes uno se esforzaba en obtener efectos terapéuticos de la reacción del paciente a las explicaciones dadas, a partir de ahora pretendemos poner el saber adquirido por el psicoanálisis totalmente al servicio del tratamiento provocando directamente, en función de nuestro saber, las experiencias vividas adecuadas y limitándonos a explicar al paciente solamente esta experiencia, que por supuesto le resulta directamente perceptible.”

Cree que el psicoanálisis se está dedicando más a rastrear en los casos los elementos que corroboren la teoría sexual, que a centrarse en el paciente y en su inconsciente, y esto ha llevado a fuertes dificultades técnicas.

¿Qué elementos técnicos va a criticar?

Critica la forma en la que se está poniendo en práctica: la interpretación, la resistencia, la abstinencia, la actitud del analista y la forma en la que la teoría está guiando la práctica e impidiéndole avanzar. No puedo ni llegar a imaginar lo que estas certeras críticas debieron suponer en el ánimo de la época, en un momento en el que el psicoanálisis quería constituirse como ciencia, en el que lo dicho por el maestro era casi palabra de Dios y en el que cualquier idea que se saliera del camino marcado no sólo no era considerada, sino que además, era un indicio claro de locura.

a) Dentro de las aportaciones técnicas de Ferenczi está su crítica a los excesos en el empleo tajante de algunos recursos como la interpretación. Considera que se ha caído en un “fanatismo de la interpretación”, que ya no se tiene en cuenta que es un medio para conocer el estado psíquico del paciente, sino que se emplea el mismo significado independientemente del paciente o de su situación. Defiende la idea de que no hay que fijarse tanto en el detalle que pueda ser interpretado, tanto como en el conjunto, es decir, la situación total que vive el paciente en su tratamiento, sólo así pueden entenderse e interpretarse los pequeños detalles.

Quita mucha importancia a la interpretación como venía siendo considerada. La interpretación fue la herramienta esencial en los inicios porque el objetivo final de la psicoterapia era traer a la conciencia aquella información que había quedado en el inconsciente, que era la que estaba generando todos esos molestos síntomas. Ferenczi defiende la idea de formularlas como opciones más que como sentencias, abriendo la puerta a una idea que no se había contemplado hasta ahora, la posibilidad de que el analista pudiera estar equivocado. Paradójicamente esto en su época no se tiene en cuenta, un analista será capaz de captar la información que le falta al paciente y sólo con comunicarla (en ocasiones varias veces) el hechizo se rompe, la posibilidad de que esto no suceda, la necesidad de contemplar la otra parte, es decir, al paciente, va perdiendo cada vez más importancia.

b) Por otro lado habla de aquello que se ha considerado resistencia pero que no lo es:

– No todo lo que obstaculiza el proceso es resistencia, pacientes con mucha culpa pueden temer dar un paso en falso, y no es por resistencia sino por las características de su propio caso.

– La transferencia negativa forma parte natural del proceso, no es una resistencia.

c) Esto indica Ferenczi al hilo de la abstinencia:

“Al exigir, por principio, abstenerse de cualquier contacto personal fuera del análisis, se ha llegado en general a una exclusión bastante artificial de toda humanidad en el marco mismo del análisis y por ello a teorizar una vez más el sentimiento analítico. En cualquier análisis normal, el analista desempeña todos los papeles posibles, sin excepción, para el inconsciente del paciente; sólo le corresponde a él el reconocer este papel cada vez en su momento oportuno y servirse conscientemente del mismo según las circunstancias.”

Es decir se da cuenta de que se ha llegado demasiado lejos con la actitud abstinente hasta convertir la relación con analista en casi un teatro en el que los papeles ya están repartidos de antemano.

d) La técnica activa es un movimiento técnico que pertenece a Ferenczi, no es otra cosa que movilizar la acción en el paciente mediante la prescripción de lo desagradable o la prohibición de lo agradable, comienza de hecho como la recomendación en un caso de angustia de exponerse al elemento que la provocaba, esto hizo emerger material inconsciente hasta ese momento. La técnica activa pretende desde la acción, descubrir tendencias latentes en el paciente, sacarlas a la luz y agilizar el proceso. Eso sí, creada como algo puntual para movilizar el tratamiento en casos estancados y no como algo que debiera usarse en todos los casos y sólo por analistas expertos.

Dentro de las principales contraindicaciones de la técnica activa expresó las siguientes:

– Evitarlas al inicio del tratamiento.

– Asegurarse de ponerla en marcha siempre y cuando la transferencia sea sólida.

– Es un medio de investigación no es un fin en sí mismo.

– Puede precipitar la cura y el deseo del paciente de terminar el tratamiento por considerarse curado. Esta curación no es tal, es incompleta. Y lo opuesto, que el tratamiento se demore porque la técnica activa despierte resistencias.

– No cualquier acción sirve, sino que el analista debe proponer una acción y no otra porque considere que para ese caso es la correcta o la que puede movilizar más al paciente.

Como consecuencia de la idea del empleo de la técnica activa, Ferenczi acaba por preguntarse hasta qué punto la actitud del analista puede acelerar la cura del paciente. En este sentido habla de algo que me parece muy interesante, establecer la “temperatura óptima” en la relación con el paciente. Se refiere con esto a enfriar mediante cierta reserva las transferencias que considera más impetuosas y mostrarse benevolente con aquellos que son más reacios. Considera además que cuando logramos alcanzar este “optimum”, podemos despreocuparnos de la relación para pasar al análisis. ¿Qué quiere decir esto sino es que la relación que se establece con el paciente puede modificar en una u otra dirección el camino hacia la curación? Las referencias a la necesidad de sinceridad por parte del terapeuta, la honestidad profesional, se entrelazan con la propia técnica, en su forma de ver la psicoterapia parece que ambas van juntas.

Conforme pasa el tiempo, Ferenczi se da cuenta de que ser tajante con la técnica activa puede suponer un recrudecimiento innecesario de las resistencias, que puede ser sentida por el paciente como una repetición de la relación autoritaria con el padre o con otras figuras de autoridad en su pasado. Así que acaba pasando de la intransigencia a la flexibilidad, presentando las acciones como posibles y dejando la pelota en el tejado del paciente.

Espero que este post os acerque un poco más a la relevancia del pensamiento de un autor que cayó injustamente en el olvido y que hoy en día está más presente que nunca.

Recomiendo el Diario Clínico, una obra suya que ha sido publicada hace no mucho tiempo y que deja ver el tratamiento desde dentro, con sus dudas, sus temores y sus ideas, ningún clínico debería perderse algo tan apasionante.

*Podéis encontrar más información en los siguientes artículos de la bibliografía de Sandor Ferenczi:

Prolongaciones de la técnica activa en psicoanálisis (1920, congreso de la Haya)
Perspectivas del psicoanálisis (escrita en 1924 en colaboración con Rank).
Contraindicaciones de la técnica activa (1926).
Elasticidad de la técnica psicoanalítica (1927)