¿Cómo cambia el psicoanálisis relacional ante las nuevas formas de subjetivación?

Débora Tajer, Psicoanalista. Licenciada y Doctora en Psicología por la Universidad de Buenos Aires, nos regala esta frase que me hace pensar mucho.

«No hay que hacer un psicoanálisis especial para los especiales, sino abrir y hacer consecuentes los conceptos psicoanalíticos, que se fraguaron de manera particular, para incluir diferentes poblaciones en la praxis»

Psicoanálisis relacional y género.

Esta autora habla de género, de psicoanálisis para todxs, haciendo un guiño al lenguaje inclusivo en su último libro publicado en 2020 y ese es el sentido que le da a la frase. Abrir y hacer consecuentes los conceptos psicoanalíticos con los nuevos existenciarios engarzados en nuevas sociedades, que nos permiten vivir el género de formas muy diversas. Me resulta curioso cómo esto ya ha sucedido en el Psicoanálisis Relacional, desde los años 70 se ha tratado de hacer virar al psicoanálisis desde sus ideas originales y propias de su época, hacia una nueva época, con descubrimientos científicos que avalan nuevas formas de pensar.

Las profesionales que se han venido dedicando a investigar patriarcado y género en nuestra sociedad en los últimos años, han llegado a las mismas conclusiones que llegaron Mitchell y sus colegas en Estados Unidos en los 70 y muchos otros alrededor del mundo desde entonces con respecto a los cambios necesarios en el modelo psicoanalítico. Así que, la verdad, es un placer escucharla, verla desligarse de lo clásico, argumentar en favor de lo nuevo que ya existe y ya se está dando, mientras a los psicoanalistas, que podemos llamar ortodoxos, les da todo vueltas porque la realidad es que sus ideas sobre las fantasías endógenas y las pulsiones se quedan atrás. Una realidad con la que no saben qué hacer y que Débora invita a repensar. No me detengo más en esto, como dijo Lope de Vega : «… quien lo probó, lo sabe».

¿Qué hacemos con las marcas de época?

Otra idea interesante es la de deconstruir marcas, la autora nos explica que el psicoanálisis gestado en la Modernidad tiene una serie de marcas de época, esas marcas deben ser reconocidas porque los tiempos cambian y no vemos según qué temas de la misma forma que se veían en el siglo XIX, por suerte. Va articulando varios ejemplos interesantes en cuanto a la influencia del patriarcado y lo heteronormativo, que nos van ayudando a ver esas marcas que aún son visibles e incluso parte de la existencia de muchos, pero que no son dogmas, ni algo que deba ser así para todas las personas. Un ejemplo es la idea arraigada de que el deseo de tener un hijo es universal, te completa como mujer y marca casi tu vida adulta o es una forma de trascendencia. Esto es algo que está muy presente en nuestra sociedad en la que si eres una mujer y empiezas a acercarte a los 30, todo el mundo empieza a estar muy interesado en cuándo vas a ser madre. Dando por hecho que eso es algo que ha de suceder, en lugar de verlo como una opción legítima, pero no única, e insistiendo en preguntar los motivos para no hacerlo. Nadie te pide explicaciones si quieres tener hijos, pero todo el mundo se siente con el derecho de pedírtelas si no.

Sucede algo parecido en la homosexualidad en la que se pregunta por qué, una pregunta que nadie le hace a un heterosexual, como si el darse cuenta de la atracción que me produce el otro y articular esos pensamientos y sentimientos, por no hablar de la vida sexual y las relaciones de pareja, fuera algo sencillo y fácil cuando eres heterosexual. Todo es un proceso, el mismo proceso, el objeto de deseo es lo que cambia, pero nada más.

Modos de subjetivación y género.

En cada momento histórico y social hay una serie de formas de representación, propuestas identificatorias vigentes, hombres y mujeres articulan su subjetividad en función de estas propuestas, apropiándonos de ellas, singularizándolas también.

Estos modos de subjetivación en hombres y en mujeres los va dividir en tres modelos: el tradicional, el transicional y el innovador y defiende la idea de que coexisten. Esta coexistencia puede ser en diferentes pacientes que acuden a la consulta y pertenecer a modelos distintos, pero también dentro del mismo paciente pueden coexistir ideas y formas de hacer de diversos modelos. No hay un momento en el que se pasa de uno a otro y se elimina todo lo demás, sino que siendo criados por personas que se han constituido en momentos diferentes «heredamos» maneras de ser y de estar en el mundo, en un mundo cambiante en el que nos desarrollamos y ese devenir también nos transforma. La autora arroja algunas ideas sobre los modelos tradicionales que me resultaron interesantes y que me hicieron pensar en los casos que veo en consulta. Comparto algunas de esas ideas y reflexiones, por si os sirven de ayuda.

Modos tradicionales de subjetivación femeninos: en sus manos queda el espacio privado de la casa sobre el que en realidad no tienen poder, la crianza, el apego y el cuidado son cosa de ella, la sumisión es bienvenida pero no lo es la hostilidad, el narcisismo se articula en base a estos valores. Pero lo que se te permite hacer como mujer cotiza poco fuera de casa, no hay posibilidad de desarrollarse fuera de casa y no se entiende que ese deseo exista siquiera. Este modelo es propio de la Modernidad, pero es un modelo en el que se sigue viviendo.

El tiempo pasa y se puede seguir viviendo así, si así se decide, pero ahora pueden verse otras maneras de existir, la crianza termina, pero la vida continua. Otras mujeres, a las que denomina innovadoras, tienen poder sobre sus propias vidas y se sienten realizadas en otras áreas, ahora sí está permitido. La colisión que sucede es manifiesta, afectando a la autoestima de las que pertenecen a este modelo, que a diferencia de las innovadoras, no pueden desarrollarse en otros escenarios.

La misma colisión sucede cuando la innovadora se queda embarazada, ha sido criada en el modelo tradicional e implícitamente se hace cargo de todo lo que se han hecho cargo las mujeres siempre «en su casa» y al tiempo pretende seguir llegando a todo lo demás (trabajo, ocio, amistades), sintiendo que no son suficientes porque no pueden con todo. Siendo que, en este caso, poder con todo es imposible, sin que se lleve por delante parte de tu salud mental y física.

Modos tradicionales de subjetivación masculinos: los hombres en esa época manejan el poder, en todas las áreas y finalmente en el hogar, aunque se da la paradoja de detentar el poder, pero no tener que hacer nada en el hogar. Es trabajo de la mujer tornar el dinero que recibe en que todo funcione bien, y a él no le corresponde otra cosa que demandar. Otra curiosa paradoja se da en el acceso que ellos tienen a la sexualidad, pudiendo tener una vida de familia, con una pareja reconocida y sus hijos, pero al tiempo, accediendo a relaciones sexuales con otras mujeres, que no se consideran aptas para ocupar el papel legítimo. Por supuesto, una mujer no sólo no puede hacer lo mismo, sino que no se concibe que lo desee ni tan siquiera, sosteniendo esa imagen de la mujer infantilizada en la que no existe más deseo que el de agradar.

El paso del tiempo ha modificado esto en algunas partes del mundo, pero renunciar a los privilegios es difícil, es mucho más fácil creer que la superioridad propia es la que justifica el tener acceso a ellos y que nada cambie. En el presente es bastante habitual encontrar parejas heterosexuales en la que cuesta mucho que él se haga cargo de que vive en una casa que requiere cuidado y limpieza y esperan que ella se haga cargo, reaccionando con estupor cuando ella desea un reparto más igualitario. Y no os hablo de hombres que explícitamente tienen esas ideas sobre que la mujer tiene que llevar la casa, sino todo lo contrario. Pero a la hora de la verdad, les cuesta asumir que eso también es parte de su vida y no sólo parte de la vida de la pareja.

Considerar la forma en la que nos constituimos en esta sociedad en la que vivimos no es sólo necesario, sino que forma parte de nuestro trabajo como analistas. Los pacientes demandan analistas que puedan lidiar con las diferentes formas y roles de género y con la evolución que se está dando y que se seguirá dando, siendo conscientes de que hay muchas formas diferentes de vincularse y ser capaces de acoger y alojar lo que nos llegue, tratando de entender qué está sucediendo y no tender a patologizar todo aquello que se sale de nuestra manera de vivir o de nuestras propias formas de optar.

El trabajo de esta autora está recogido en su libro publicado el año 2020. Os dejo aquí el enlace para poder comprarlo «Psicoanálisis para todxs«.

Espero que te haya servido de ayuda este post.

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Lorena Parra. Psicóloga Valencia.

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