Lorena Parra Mendez psicologa Valencia

PRIMER SIMPOSIO ONLINE. ¿Qué puede ofrecer el Psicoanálisis Relacional a la crisis por la pandemia?

El primer Simposio online organizado por IARPP Internacional tuvo lugar hace algunos días y pretendía aportar la experiencia y las reflexiones de un grupo considerable de psicólogos que trabajan al amparo del Psicoanálisis Relacional. Me llamó la atención desde el primer momento, sobre todo porque es una de las pocas veces en la historia de la humanidad en que pacientes y terapeutas estamos inmersos en la misma crisis, con las mismas potenciales preocupaciones y consecuencias para las vidas de cada uno de nosotros y de nuestras familias. Analizar el impacto que esto ha generado en los pacientes y en los profesionales, para poder ayudar más y mejor a las personas con las que trabajamos, era uno de los objetivos de este encuentro. Nunca me canso de decir que la nuestra es una profesión solitaria, por eso este tipo de eventos son tan importantes, nos hacen sentir en comunidad con quienes llevan las mismas cargas, los mismos pesares y la misma soledad que nosotros. Cuando terminó agradecí mucho haber ido y como dijo María Eugenia Boetsch, compañera del capítulo chileno de IARPP, esperando que no sea el último encuentro online que podamos tener.

Me gustaría compartir con vosotros algunas de las reflexiones de los diferentes papers presentados, así como mis impresiones durante el evento, lo que realmente quiero es haceros tan partícipes de lo que sucedió como si realmente hubierais estado allí. Ojalá esto os ayude en lo profesional y alivie un poco el vacío y el desamparo que hemos sentido en estos tiempos difíciles, como profesionales y como individuos, barridos por un caos al que no estamos acostumbrados.

También me gustaría agradecer el esfuerzo de todos los comentaristas. Ya que, como sabéis, después de cada paper diferentes compañeros hacen una reflexión sobre lo escuchado, en muchos casos esas reflexiones suscitan otras y dejan inspiración a su paso. Entre ellos estaba una compañera nuestra de Madrid, Sandra Toribio Caballero, que tuvo la difícil tarea de comentar el trabajo presentado por Anthony Bass, el primer psicólogo relacional actual que leí y cuyas palabras y experiencia calaron hondo en mí y en todos aquellos que tuvimos la suerte de escucharle. Sandra hizo un trabajo excelente y mi enhorabuena desde aquí, paradójicamente me quedo con lo que no dijo, porque cuando al final del turno de preguntas, la moderadora le preguntó a ella si quería decir algo más, sonrió y mirando a Anthony Bass, dijo: “Me gustaría poder seguir escuchando a Tony un poco más”. Ésta es la clase de humildad y sencillez que admiro en los profesionales que nos dedicamos a esto. Además, tuve la suerte de poder compartir con ella un poco más en los grupos de discusión en castellano e italiano, que se organizaron justo después, ya que los moderó junto con otros compañeros. Fue una gran experiencia el poder compartir con otros colegas de diferentes países y experimentar de primera mano el gran impacto que tuvo el paper de Jessica Benjamin.  Hacía un análisis sobre la política en Estados Unidos, que en realidad podría aplicarse a cualquier país del mundo, en el que explicaba el colapso entre política y disociación y cómo esto afecta a los políticos, no dejó indiferente a nadie y fue un cierre espectacular a los papers presentados. El cierre oficial corrió a cargo de Margaret Black Mitchell que tuvo la difícil tarea de sintetizar y dar forma, en un discurso brillante y profundo, a las diferentes contribuciones de los compañeros.

Los papers estuvieron regados de ejemplos clínicos y de casos en los que los diferentes profesionales trabajan o han trabajado, por confidencialidad no mencionaré ninguno de los ejemplos que se pusieron en el Simposio.

Un dolor sutil. Comunicación implícita en el momento de las máscaras. Gianni Nebbiosi y Susanna Federici.

Su comunicación parte de la idea del sistema motor como primer mediador del conocimiento, y la consideración de que el conocimiento que emerge es el más profundo, el conocimiento motor. En tiempos de mascarilla y sesiones por vídeo o por teléfono, lo central en este tipo de aprendizaje, que es la comparación entre el modelo de acción a imitar y el modelo interno (representación motora) en el cerebro del imitador se va a ver afectado. Dicen los autores: “Las pantallas no están habitadas por cuerpos, sino por representaciones de cuerpos”. El temor está en alejarnos de lo concreto, en que el discurso de los pacientes se vuelva más y más abstracto, más y más conceptual, y que poco a poco vaya alejándose de la experiencia. Cito de nuevo a los autores cuando dicen: “Se vuelve esencial reflexionar sobre el lenguaje y darle forma para que se acerque lo más posible a la experiencia corporal y motora”.

El fino análisis de los autores del griego clásico y cómo diferentes verbos tenían matices diversos concretados en el cuerpo; por ejemplo, con el verbo mirar y cómo había verbos diferentes para hablar de una forma de mirar muy expresiva o la facultad del ojo para transmitir ciertas impresiones o para mirar alrededor con cautela. Y cómo esos verbos se fueron simplificando y, al tiempo, perdiendo todos esos matices emocionales, con el tiempo. La terapia debe hacer el camino inverso, como decía Cencillo: “Lo concreto, con lo concreto se cura”, una expresión que encaja muy bien con la necesidad que estos autores ponen sobre la mesa, a raíz de la pandemia y las nuevas necesidades de encuadre.

Haciendo lo correcto. La dimensión ética del trabajo psicoanalítico durante la pandemia. Margaret Crastnopol.

Su análisis de un caso clínico y de lo sucedido durante la pandemia trae a escena cuestiones que, aunque acrecentadas con la crisis, son cuestiones éticas, con las que los psicólogos tenemos que lidiar constantemente. Ella lo explica así: “A menudo no hay una forma “correcta” de relacionarse con nuestros pacientes, o de elegir que parámetros usar con cada uno, idea especialmente cierta cuando se vive y se practica bajo las condiciones de una pandemia. ¿Qué tipo de influencia debemos intentar ejercer sobre las opiniones y acciones de los demás, o si incluso debemos pretender tener influencia alguna? Este tipo de consideración -qué es lo correcto y cómo hacer lo correcto- es fundamentalmente de naturaleza ética”.

En este caso se encuentra con varias consideraciones al mismo tiempo:

  • Lo que el paciente parece querer.
  • Lo que el analista cree que debe decir/hacer en ese momento específico de una terapia con ese paciente específico.
  • La propia personalidad del terapeuta y su respuesta propia a ese tema concreto.
  • Y su propia auto-exigencia de contener su propio impulso para no perjudicar al paciente.

En un contexto habitual, los terapeutas tenemos estas variables sobre la mesa y tratamos de encontrar un equilibrio entre respetar la libertad del paciente, ayudarles a conseguir sus objetivos (porque para eso nos contratan) y al tiempo ayudarles a comprenderse mejor, a entenderse más allá de las emociones que se disparan de forma automática; mientras tenemos los ojos puestos sobre nuestros propios temas y tratamos de evaluar nuestra propia contribución consciente e inconsciente. No tanto para conseguir que haga lo que yo haría, sino para que sea consciente de las diferentes razones por las que hace lo que hace y que pueda ser más libre en el futuro para decidir.

Además de todo lo dicho está lo inconsciente del terapeuta, ya que a veces lo que intentamos transmitir conscientemente, puede estar influido por deseos negados dentro de nosotros. Dice la autora: “Siendo nosotros mismos individuos estresados que se enfrentan a la ansiedad por el coronavirus, puede ser más difícil de lo normal para nosotros los terapeutas el aprovechar y, o dejarnos llevar por, o llegar a un acuerdo con nuestros propios deseos”.

En un contexto de pandemia las decisiones que toma pueden costarle la vida al paciente, aunque por supuesto también sucede que hay un componente de azar, y este era el argumento de Margaret. Durante la crisis por el Covid19 hay otros elementos que están en juego y debemos ser conscientes de ellos. Esto no va sólo de que, si el paciente está poniendo su vida en peligro, es nuestro deber avisarles de ello, sino que, nuestra propia forma de ver la pandemia, de reaccionar a ella, influenciará a la manera en que el paciente internaliza la relación analítica. Y eso va a suceder, tanto si queremos como si no. La autora deja la puerta abierta a que cada cual reconsidere qué está implicando esta situación, qué estamos manejando en nuestras propias vidas y cómo eso va a afectar consciente e inconscientemente a nuestra forma de relacionarnos en cada caso específico y en contraposición con lo que cada paciente hace en sus propias vidas.

Desenmascarado: Transformaciones personales, alteraciones del encuadre, y hacer lo consciente, inconsciente durante los tiempos traumáticos del Covid y otras plagas. Anthony Bass.

La presencia de Anthony Bass es de una sencillez, honestidad y timidez abrumadoras, de este tipo de personas que parecen eternamente apuradas por algo, como si sólo estuviera ahí de paso. Espero que sepa la honda impresión que dejó su paper, los comentarios se multiplicaron dando la enhorabuena y las gracias por su contribución, tan cercana y tan sentida.

El paper arranca con una idea que genera mucha resonancia en mí, que tiene que ver con la modificación de los patrones tranquilizantes que constituyen la infraestructura de nuestras vidas y que nos dan estabilidad, seguridad o al menos la ilusión de que así es. Esta sensación creo que la hemos tenido todos como pacientes, como terapeutas, en esta pandemia, la sensación de que lo que teníamos seguro ya no lo es, y quizás ya no lo vuelva a ser nunca más. La preocupación y la vulnerabilidad se vuelven parte del tratamiento tanto como parte de la vida de ambos.

Otra de las ideas importantes que defiende Bass es que la pandemia ha supuesto una renegociación, una más de las muchas negociaciones que emergen durante la terapia debido a la mezcla de subjetividades con la que lidiamos en el trabajo terapéutico. Dice el autor: “Negociamos las tensiones entre los impactos restrictivos en el campo de la terapia y los nuevos grados de libertad emergentes que expanden el campo”. Y pone algunos ejemplos de cómo diferentes casos suyos, al tener que pasar a remoto, lo hacen de diferentes formas, se adaptan o no lo hacen. Pero cuando no logran llegar a ningún acuerdo y el paciente decide abandonar el tratamiento, Bass habla de una ruptura que ya estaba ahí, pero disociada, algo que en terapia no habían sido capaces de ver juntos, y que la pandemia sólo sacó a la luz.

Renegociar el encuadre no sólo trae el cambio de trabajo de presencial a remoto, ya sea por videoconferencia o por teléfono, sino que también nos permite abrir una puerta hacia la intimidad del hogar de los pacientes. Esa puerta abierta, se abre también a otro tipo de interacciones, con la familia o con las mascotas, podemos ver a los pacientes comportarse en ese escenario. Pero ellos también nos ven a nosotros, ven nuestras reacciones, llegando a conocernos un poco más mutuamente y también emerger material nuevo de sesión fruto de eso nuevo que aparece.

Estos son algunos de los temas que me hicieron pensar, evidentemente la comunicación de Bass fue mucho más amplia y sus ejemplos clínicos fueron especialmente detallados. Os animo a escucharle si volvéis a tener ocasión de hacerlo, seguro que no os arrepentiréis.

La política carnavalesca de un cuerpo pandémico. Shlomit Yadlin-Gadot.

El trabajo de esta autora gira en torno al concepto de transubjetividad, se trata de un análisis de la situación en Israel en tiempos de pandemia y cómo diferentes grupos de personas, incluso con ideas contrarias, se han acabado sumando a las protestas contra el gobierno en su gestión de la crisis. Más allá de temas políticos, que no es de ese tema de lo que ella desea hablar, se centra en cómo la pandemia ha afectado a la propia consideración de nuestros límites corporales. Dice la autora: “Siempre fuimos permeables y porosos. Solo que ahora lo sabemos”. Además de la desestabilización producida por el cambio de los grupos a los que uno ha pertenecido siempre, con la restricción de nuestras relaciones sociales y la sensación de que la manipulación en la política no dejaba de crecer, todo esto ha generado la emergencia de esa dimensión dormida que llama transubjetividad.

Citando a Shlomit: “Lo transubjetivo sigue siendo la parte indiferenciada de uno mismo, menos elaborada y simbólicamente expresada, pero asociada con una textura afectiva básica común. Subraya e inspira fuertes afectos y vínculos comunitarios”.

Nos hizo reflexionar sobre que tras la sacudida que había supuesto la pandemia para todos, podemos tomar dos caminos, uno que nos lleve a las divisiones y a los límites hostiles con los demás. O bien, ir hacia esa interconexión social, entendiendo que, si el yo no corresponde al propio cuerpo, sino que la identidad siempre es construida con el tú del otro que tenemos frente a nosotros; entonces, violencia contra el otro es violencia contra uno mismo. Entender la existencia humana como un nosotros debería inhibir la violencia, Shlomit deja la puerta abierta a profundizar sobre qué nos ha traído la pandemia que podamos aprovechar para avanzar como sociedad.

La presentación llena de fotos de las protestas de Israel con diferentes disfraces acompañó y sirvió de marco a las ideas que la autora presentó y ayudó a hacernos una idea sobre aquello que estaba exponiendo.

La semana que viene compartiré con vosotros las contribuciones de Cynthia Chalker, Philip Ringstrom y Jessica Benjamin.

Espero que te haya servido de ayuda este post.

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Lorena Parra. Psicóloga Valencia.

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