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Algunos psicoanalistas relacionales nos hablan de sus propias experiencias terapéuticas, tal es el caso de Bacal, analizado por Balint. Los autores más antiguos, a pesar de defender un modelo de trabajo más centrado en la relación, o más preocupado por el paciente, seguían perteneciendo y habían sido analizados, por terapeutas más clásicos. Por eso, en algunos casos, no podían defender en la práctica lo que les parecía tan necesario en el papel, es decir, el hecho de entender la terapia como algo más interactivo que autoritario o impositivo. Es difícil deshacerse de los modelos de trabajo en los que uno se ha «criado». Supongo que por eso, para Bacal es tan fácil ver cómo conseguir hacer más eficaz el trabajo terapéutico, porque él recibió una interpretación en lugar de una relación, siendo esto último lo que más necesitaba.

He compartido ya algunas ideas sobre este autor, Howard Bacal, que creo que son muy importantes en la práctica terapéutica, y que puede mejorar vuestra forma de ayudar a otros, como por ejemplo su concepto de responsividad óptima (os dejo aquí el enlace) y hoy me gustaría completarlo con su teoría de la especificidad.

Antes que nada y para poder entender profundamente la especificidad me gustaría distinguir entre una teoría de la estructura y una del proceso, de esta forma podréis sacar todo el jugo a la idea de especificidad que el autor defiende.

¿Cuál es la diferencia entre la teoría de la estructura y la del proceso?

Al hablar de la mente como una estructura, estamos defendiendo la idea de una mente con una determinada forma, que puede ser conocida a través de un método concreto, que se desarrolla y que podemos predecir cómo va llegar a funcionar ante determinadas condiciones. Estableciendo esta estructura y llegando a ella a través de un método determinado, tenemos claro el objetivo del tratamiento, todo está previamente dado y diseñado, el objeto de estudio y el método. 

Pero si vemos a la mente como un proceso, entonces nos estamos centrando en los aspectos no lineales, en lo impredecible ya que el objeto de estudio lo es, el método no puede ser algo prefijado de antemano. No existen pautas concretas para todos los pacientes, que pueden trasvasarse de unos a otros.

Entonces, ¿a qué se refiere la teoría de la especificidad?

Considerar a la mente como un proceso y no como una estructura, hace que cambie la manera en la que trabajamos con el paciente. El efecto terapéutico es co-creado dentro de un proceso que se establece entre los dos componentes de la relación terapéutica, que va a ser totalmente diferente en función de quiénes están participando en ese proceso. La relación que establecemos con unos pacientes y con otros no tiene nada que ver, no podemos tratar de hacer lo mismo con todos, tratar de tener la misma relación con todos es un error.

Bacal dirá que la experiencia terapéutica es tan específica, que incluso debemos descubrir en cada ocasión qué papel estamos jugando, y esto es así tanto para el paciente como para el terapeuta. Debemos centrar nuestra atención en el aquí-y-ahora de la relación que estamos estableciendo con cada persona que tenemos delante, así podremos ser más eficaces como terapeutas.

Nuestro papel como psicólogos implica…

Ser capaces de acercarnos a nuestro paciente con la empatía suficiente como para tratar de comprender qué está sucediendo, momento a momento, en la relación con nosotros, consigo mismo y con el mundo que le rodea, llegar a acercarnos profundamente a sus estados emocionales, a los diferentes estados de self, y que esto nos ayude a localizar las respuestas «correctas» en cada caso concreto y para ti como analista concreto. Que los años de experiencia no te hagan creer que puedes usar lo que ya has usado con otros, porque cada persona que recibes es única y necesita algo único y creado en el momento entre los dos. Supongo que esto es lo que ha querido decir siempre Raimundo Guerra en sus clases, cuando hablaba de que la psicoterapia es, sobre todo, un arte. 

Espero que te haya servido de ayuda este post.

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Lorena Parra. Psicóloga Valencia.

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