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¿Qué ideas del Psicoanálisis ya no sirven hoy?

Mitos en Intersubjetivismo I

Los intersubjetivistas hablan de cuatro mitos, cuatro ideas que proceden del psicoanálisis tradicional y que, a la luz de sus nuevas propuestas, pierden la validez que tuvieron y también el sentido.

Los tres primeros tienen que ver con distintos principios que se siguen aplicando como se hizo siempre, pero que ahora son repensados debido a la progresiva separación de las antiguas ideas, que se está produciendo. Parece que el argumento siempre acaba siendo el mismo, si ya no creemos en la idea de que exista una separación real entre unas mentes y otras, si no podemos salir del sistema que estamos observando, entonces los principios con los que trabajábamos carecen de sentido.

Sin embargo esto no quiere decir que inviten a abandonarlos del todo, simplemente pretenden impregnar nuestra práctica de la consideración de que estamos siempre presentes, con todo lo que somos, en el tratamiento.

  1. Mito de la interpretación sin sugestión

La interpretación fue considerada la senda para hacer consciente aquello que era inconsciente. La razón por la que las interpretaciones se consideraban como no sugestivas era porque estaban asentadas fuertemente sobre una teoría que se consideraba la realidad. La idea era hacer ver al paciente aquello que la teoría psicoanalítica plantea como real.

La llegada de la duda sobre la teoría arroja dudas también sobre la forma, por eso consideran los intersubjetivistas que la interpretación no procede nunca sin sugestión. Supone poner en el campo intersubjetivo las ideas del analista, y todo lo que vaya más allá de aquello que el paciente ve por sí sólo, supone una sugestión. Sería como decir: “Te invito a verlo como yo lo veo”. Es una crítica muy acertada a la interpretación ortodoxa, sin embargo no toda interpretación lo es.

En Psicoterapia Dialytica, la interpretación no se utiliza a la ligera ni desde el principio y Luis Cencillo siempre ha tenido en cuenta que aquella información que recibimos del paciente pasa a través de nuestro propio tamiz teorético, es decir, lo que emerge ha sido filtrado por quién soy, por mi modelo teórico, por mi personalidad, por la forma que tengo de ver el mundo. Sabemos que como analistas seguimos siendo personas con nuestro pasado, con nuestra visión de las cosas, con nuestras teorías, ¿por qué eso invalida nuestros recursos? No lo hace, pero sí supone que un terapeuta debe analizarse, y además un terapeuta debe estar formado en cuantas más escuelas y autores mejor, para que puedas abarcar más, para que puedas comprender mejor, así como estar siempre atento a las nuevas ideas y desarrollos que surgen para poder modificar lo que no sirve de tu modelo. Y siempre sabiendo que eres limitado, que no vas a poder encargarte de todo tipo de casos, es así.

La forma que él tiene de ver la interpretación para mí sigue siendo válida, claro que elaboramos hipótesis sobre las razones por las que un paciente hace esto o vive aquello de esa forma, lo que no hacemos es plantearlo como “palabra de Dios”. Y por supuesto utilizamos este recurso cuando el caso ya tiene un recorrido largo, y cuando el paciente de una forma o de otra ya lo ha enunciado, nunca en los primeros meses del tratamiento porque la posibilidad de estar equivocados aumenta exponencialmente conforme antes usamos recursos duros como éste. La interpretación desde la dialysis siempre se plantea, siempre se pone sobre la mesa como la forma que yo tengo de verlo, y siempre se invita al otro a expresar qué le parece. Además sabemos qué pacientes suelen plegarse con facilidad a nuestra opinión, en esos casos yo apenas utilizo interpretaciones, utilizo otros recursos más centrados en ayudar al paciente a que reconozca su propio punto de vista, más que exponer el mío, sobre todo si sé que lo va a tragar sin más.

La interpretación no sirve como la ortodoxia la plantea, así como la neutralidad, en eso estamos todos de acuerdo, sin embargo son recursos que pueden ser utilizados no como algo para todos los pacientes, pero sí como recursos estratégicos en función del caso o del momento en que el caso se encuentre.

Yo no me considero un terapeuta neutral, pero sí es cierto que si un paciente me pide abiertamente y directamente mi opinión sobre si tiene que hacer A o B, yo creo que es más útil ayudar al paciente a revisar sus opciones, ver pros y contras, revisar cómo se siente con cada opción o qué implicaciones, de diversa índole, puede tener cada una de ellas que simplemente decir A o B, o expresar que yo no voy a tomar esa decisión. Y eso es un cierto tipo de neutralidad, no lo soy porque tengo un modelo teórico detrás que indica que eso es lo que debo ser para curar, sino que lo soy porque considero que en ese caso, por ejemplo, la persona ha sido siempre desautorizada por todos y nunca se le ha dejado tomar una responsabilidad. Si yo tomo la decisión por él, le retraumatizo, si no digo nada también, porque lo dejo en medio de unas opciones que no se siente capaz de manejar, puede que tema ahogarse, así que escojo la puerta tres, entro en ello, pero dejándole tomar las riendas de su vida, porque yo sí creo que puede. 

Ésta es la primera idea del psicoanálisis ortodoxo que los Intersubjetivistas dejan fuera de juego, en el siguiente post os hablaré de las otras tres:

  • La transferencia no contaminada.
  • La objetividad.
  • La mente aislada.

Espero que te haya servido de ayuda este post.

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Lorena Parra. Psicóloga Valencia.

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