¿Quieres entender mejor cómo trabajamos en psicoterapia? No te pierdas el concepto de matriz relacional.
Probablemente Stephen Mitchell sea uno de los autores que más me ha influido en los últimos tiempos, ahora que escribo esto no tengo claro si no digo esto cada vez que empiezo a hablar de Mitchell, así que perdonadme si me repito, pero es que es algo muy real para mí.
Cuando empecé en esta profesión, leí a los clásicos porque es lo que hay que hacer, pero no aprendí la psicoterapia como tal de ellos, había muchas cosas que ya sonaban muy lejanas. Autores como Luis Cencillo sonaban mucho más cercanos a la realidad de esa época, mal que bien desde 1900 hasta que empecé la carrera habían pasado unos cuantos años. Las críticas al psicoanálisis ortodoxo siempre han sido parte de mi formación, supongo que por eso no siento apego por las viejas ideas y siempre me he sentido más atraída por lo nuevo, Mitchell forma parte de eso que era nuevo. Es muy paradójico porque él sabía mucho de la «historia» del psicoanálisis, de los autores clásicos y supongo que, por eso fue capaz de pensar más allá de lo que había sido dado.
Así llegó el concepto de matriz relacional, un concepto que fue capaz de abarcar muchas más cosas que el concepto anterior de pulsión. Los diferentes autores habían venido ya barruntando que la relación humana no podía ser tan básica como la pulsión la mostraba, que había elementos que estaban quedando fuera y así acabamos en la matriz.
Mitchell empieza preguntándose ¿Por qué las relaciones con los demás son la materia de la experiencia humana? Y nos ofrece tres perspectivas, que me parecen esenciales, sobre qué elementos han sido considerados por diferentes autores como constituyentes de la relación. Cuando leí esto por primera vez recordé algo que leí en Cencillo, aunque soy incapaz de recordar dónde, sobre que, si pudiéramos considerar las diferentes aportaciones de distintos autores al mismo tiempo, encontraríamos un valor a esas contribuciones, porque a veces los autores pueden ver diferentes perspectivas del mismo fenómeno y complementarse entre sí. Tanta necesidad tienen los diferentes modelos de separarse en psicología, que me pregunto siempre qué pasaría si nos escucháramos más, pero bueno eso es un debate que va más allá de este pequeño artículo.
Volviendo a Mitchell:
1. Teóricos que hacen hincapié en lo intrínseco de las relaciones. Con esto se refiere a aquellos que se han centrado en investigar qué sucede específicamente en las relaciones desde la primera infancia, cómo el vínculo del bebé con la madre; pero también a aquellos que se centran en cómo se comporta el paciente en sesión con nosotros y con las personas que le rodean. Estos estudios nos sirven para entender cómo se desarrollan las interacciones específicas entre el self y el otro y se pone el foco en el espacio entre ambos.
2. Teóricos que destacan lo intencional en las relaciones. En este caso se habla de autores que se han centrado en las identificaciones que se producen en nuestra vida, y cómo esos vínculos nos ayudan a crearnos como personas. Se centran en el polo objetal, y en el poso personal que queda tras haber sido criado por una persona que tiene una serie de características y no otras.
3. Teóricos que destacan las relaciones por implicación. Estos autores se centran en comprender el polo del self del campo relacional. Algunos se centran en cómo la experiencia interna de sí puede dividirse o fragmentarse, otros en la necesidad que tiene el self de mantenerse coherente y de conservar su continuidad a pesar de lo que tenga alrededor. Aunque el otro está incluido, estos autores se centran en qué hacemos para mantener una imagen coherente de nosotros mismos incluso en escenarios donde esto parece casi imposible.
La matriz relacional abarca la relación innata (entendida como el apego y las preferencias y capacidades de percepción del recién nacido), la motivación para relacionarnos con el otro y los procesos interpersonales implícitos que intervienen en la manera de vernos y definirnos a nosotros mismos. Estos son los diferentes elementos que utiliza el psicoanálisis relacional para trabajar con los casos.
Por un lado, es esencial entender el proceso que interviene en la conservación del mundo psicológico personal.
Por otro, el sentido del self, la necesidad de una identidad coherente, de tener la sensación de unidad en nuestro interior, nos lleva a tratar de adaptarnos radicalmente a situaciones por muy peligrosas o indeseables que éstas sean.
Y finalmente, los vínculos objetales y los patrones de interacción, comprender que la mente humana es creada en relación con los otros que nos rodean es una idea esencial que va más allá del modelo en el que uno trabaje. Así que no existe un universo en el que lo vivido no nos haya constituido, no digo influido o afectado, porque eso supondría que podemos librarnos de eso, pero no podemos, sino que forma parte de nuestras conexiones cerebrales. Pero también hay que considerar que la memoria procedimental guarda registro de cómo nos han enseñado a comportarnos, un registro al que sólo podemos acceder en relación con los otros, poniendo en marcha ese comportamiento. La psicoterapia sirve para acceder directamente a esa forma de comportarnos a ese conocimiento relacional implícito, mediante lo que hacemos en terapia y lo que el terapeuta nos ve hacer fuera, en las relaciones con los otros. No somos capaces de ver esto por nosotros mismos, no somos capaces de cambiarlo por nosotros mismos, necesitamos a otro, como punto de apoyo externo.
Espero haber ayudado a comprender un poco mejor cómo consiguió Mitchell abrir este concepto nuevo llamado matriz relacional, qué elementos la conforman y cuál es la importancia de abrir el campo de esta manera. Nuestro objetivo como humanos es mantener una imagen coherente sobre quiénes somos y esto debe producirse dentro del incesante flujo de lo que nos rodea desde nuestro nacimiento. Al mismo tiempo, nuestro objetivo es también crear y mantener las relaciones con los otros significativos, no sólo en la realidad, sino también pensando en eso que nos llevamos de los otros, eso que queda dentro como el poso que dejan las personas que han pasado por nuestra vida, en forma d presencias internas que nos acompañarán para siempre.
Descubrir cómo uno ha llegado a ser quién es, ayudarle a tener una visión coherente de sí, poner todas las presencias internas en orden y quedarnos con lo que nos enriquece de lo vivido, pudiendo limpiar lo que no, entendiendo qué es qué, al tiempo que aprendemos a relacionarnos con los otros de una forma más propia, es el trabajo multiforme de la psicoterapia psicoanalítica relacional.
Espero que te haya servido de ayuda este post.
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Lorena Parra. Psicóloga Valencia.
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