Utilizar la mentalización para mejorar la eficacia terapéutica. Peter Fonagy.
En las Jornadas de Mentalización de Salamanca el título de la conferencia de Peter Fonagy fue: El uso de la Mentalización para mejorar la eficacia terapéutica: un enfoque transdiagnóstico supra-modal. Os voy a contar algunas ideas que defendió en su ponencia y que ayudan a comprender cómo están actualmente trabajando y haciendo evolucionar el concepto de mentalización en psicoterapia.
La respuesta del adulto, contingente y marcada ante la experiencia subjetiva del bebé presente en las relaciones de apego, son la base sobre la que se desarrolla la mentalización (capacidad de comprender nuestro comportamiento y el de otros en términos de estados mentales), que supone que la figura de apego seguro nos ha reflejado convenientemente, ayudándonos a desarrollar representaciones de la propia experiencia. Mentalización y apego están unidas, impulsando todo el desarrollo socio-cognitivo y emocional del bebé.
Fonagy plantea un mecanismo que subyace y potencia ambos elementos, se trata de las señales ostensivas, un concepto extraído de la Pedagogía Natural. Trataré de explicarlo, consideran desde esta teoría que la comunicación humana evolucionó para poder transmitir información culturalmente relevante y que es a través de señales ostensivas, como conseguimos indicar al otro que la información transmitida es relevante y generalizable. En el proceso de mentalizar al bebé y de construir una relación de apego seguro con él, se ponen en marcha estas señales ostensivas que cortocircuitan la desconfianza y potencian la confianza epistémica, que así la llaman. Ejemplo de estas señales en la crianza de un bebé son la alternancia de turnos, el contacto visual, el tono que utilizan las madres para hablar con sus hijos, la reactividad apropiada en tono o en contenido, etc. Es decir, en nuestro esfuerzo por marcar y por lo tanto, reconocer como un agente con intención al otro, estamos potenciando la confianza epistémica, y lanzando una señal ostensiva que posibilita o incrementa la probabilidad de que la comunicación recibida sea codificada como relevante y retenida a largo plazo.
Consideran por lo tanto, que un mecanismo clave para desarrollar una personalidad patológica es la destrucción de esa confianza en el conocimiento social de la mano de unas primeras relaciones que no ayudan al bebé al desarrollo de la mentalización, que no le reconocen como un otro intencional y que no se prestan a ser figuras en las que el bebé pueda confiar para desarrollar y desarrollarse en sociedad. Con el desarrollo de una personalidad patológica, especialmente en el caso de TLP hablamos de personas que han perdido temporalmente la capacidad de aprender del medio que les rodea, se parapetan en la información que ya tienen y son muy rígidos y resistentes a considerar otros puntos de vista, se vuelven personas interpersonalmente inaccesibles.
En los niños con apego inseguro, como también en pacientes con trastorno límite de la personalidad, sucede que coexiste una necesidad de que otros confirmen la propia comprensión, ya que no tienen fe en que la suya sea correcta, pero al mismo tiempo no pueden confiar en la información que otros aportan porque permanecen en un estado de vigilancia epistémica. Debemos encontrar la manera de llevarles a un estado de confianza porque de lo contrario abandonarán el tratamiento. La mentalización y el apego son las dos vías que se plantean para conseguir la apertura de esa confianza, que permita a los pacientes poder adquirir información cultural relevante y poder relacionarse de una forma más equilibrada con quienes les rodean.
Es la experiencia del paciente en psicoterapia de que otra persona tenga en su mente la mente del paciente, la que reaviva su capacidad para interpretar el comportamiento de los otros como motivado por estados mentales, esto le ayuda a comprender su propio comportamiento y también el de los demás. Sentir que en la terapia se piensa en uno, una experiencia que puede que no hayan tenido nunca en su vida, activa la sensación de seguridad para poder pensar en nosotros mismos en relación con el mundo en el que vivimos, y al mismo tiempo, a aprender algo nuevo del mundo y de nuestras acciones en él. Conforme la confianza aumenta, facilita la disponibilidad del paciente para modificar sus estructuras cognitivas para la interpretación del comportamiento de los otros.
Si la psicoterapia no es sensible a estas características no podrá llegar a estos pacientes, ya que no pueden aceptar la información que viene de fuera. Se hace necesaria la mentalización, no enseñar sobre ella al paciente, sino tener una actitud mentalizadora con él, que aumente la confianza epistémica y le permita poder aprender de su entorno, digamos que rehabilitamos su relación con el mundo. Se reabre el potencial para sentirse sensitivamente respondido por el entorno, de ahí que consideren que un entorno benévolo durante el tratamiento es mucho más positivo para el paciente. Aunque también tienen en cuenta la capacidad que desarrollan para influenciar e incluso elegir mejores ambientes.
Sus conclusiones traspasan los tipos concretos de terapia, se centra más en las características generales que debemos aportar a los pacientes, que se sientan presentes y pensados en nuestra mente y que esto desencadene el proceso natural de confianza que permita al paciente la apertura y el aprendizaje de su mundo.
Fue una charla compleja pero muy motivante, además después respondió a las preguntas que hizo el público, algunas de ellas muy interesantes, a pesar de no poder estar presente en las Jornadas supo transmitir mucho con su ponencia. Estuvo con nosotros mediante Skype, ya que por indicación médica, se había sometido a una intervención hacía no mucho, no pudo viajar hasta Salamanca. A pesar del mal momento inicial, no notamos demasiado la diferencia gracias a las nuevas tecnologías y a la colaboración de la persona de su equipo que viajó en su lugar. Fue una gran experiencia!
Espero que te haya servido de ayuda este post.
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Lorena Parra. Psicóloga Valencia.
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